Estaba en el baño leyendo la etiqueta del shampoo —porque uno es curioso incluso ahí— y me di cuenta que ya no puedo hacer nada sin pensar en etapas, triggers y deploys. Hasta lavarme el pelo lo pienso en pasos: build (enjabonado), test (masajeo), release (enjuague). 😅 Les cuento: llega un momento en que todo el conocimiento que acumulamos —las lecciones, los errores, los rituales de despliegue, los scripts que escribimos con cariño y cafeína— empieza a formar una especie de flujo automático. Y ahí, sin darnos cuenta... ¡tenemos un pipeline mental! 🧬 Se han fijado que al principio uno lo hace todo a manito, como el artesano digital que copia y pega comandos. Pero con el tiempo, uno se cansa de repetir, de olvidar pasos, de romper cosas porque alguien saltó un script. Y entonces surge el pensamiento mágico: “¿Y si automatizamos esto?”. Y ahí va todo: ➜ Lo que sabías lo convertís en scripts. ➜ Lo que hacías con intuición, lo convertís en validaciones automáticas. ➜ Lo que dependí...