Estaba mirando el techo (actividad altamente productiva, según yo), cuando me dije: “¿Y si todas estas ideas que tengo las anotara, aunque suenen a ciencia ficción barata?”... y ahí caí en cuenta de que toda buena implementación empieza como una idea media ridícula. 😅
Les cuento: pensar en convertir criterios de aceptación en pruebas automáticas, que una tarjeta de Kanban se transforme en rama, versión y despliegue, o que el conocimiento se vuelva pipeline... suena a ambicioso. Pero no es tan lejano como parece. Se han fijado que en la mayoría de los equipos hay talento, pero lo que falta es tiempo, foco y un empujoncito de voluntad.
Estas ideas son como esos muebles con 500 piezas de Ikea: al principio abruman, pero con instrucciones claras y un poco de torpeza organizada, se puede. 💪📦
🔥 ¿Qué se puede hacer con esas ideas?
-
✏️ Anotar y priorizar: que no se queden solo en “sería bacán si...”. Hay que bajarlas a tierra.
-
🧪 Probar a chico: una historia con criterios + prueba automatizada como piloto.
-
🌱 Socializar sin miedo: mostrarlo al equipo, aunque sea feo al principio.
-
📈 Iterar como en la cocina: si se quema, se cambia la receta, no el chef.
-
🤝 Aliarse con los motivados: siempre hay alguien que también anda con picazón de automatizar cosas.
Lo hermoso de esto es que cuando una de esas ideas se concreta, el resto se empieza a ver posible. Como el primer dominó que cae y de repente… ¡magia!
Así que sí, hoy son solo ideas. Pero ojo: todas las transformaciones partieron como garabatos en una servilleta. Lo importante es no dejarlas morir ahí.
Bueno eso sería todo, voy a ver si logro convertir esta reflexión en una historia de usuario. Hasta pronto, y no subestimen sus ideas raras… ¡a veces son las mejores! 🦡🚀💡
Comentarios
Publicar un comentario