Me estaba preparando un café cargado como mi frustración con los despliegues caóticos, cuando me vino este pensamiento: ¿por qué diablos seguimos armando infraestructuras como si estuviéramos haciendo un asado improvisado en la playa? Cada quien trae lo que quiere, nadie sabe si hay carbón, y al final... todo huele a humo y frustración.
Les cuento una cosa: tener plantillas estandarizadas de infraestructura es como tener la receta perfecta para un buen asado. No importa quién lo haga, siempre queda rico 😋. La idea de crear blueprints reutilizables para cosas como servidores, redes o bases de datos no es solo un capricho de ingeniero con TOC. Es una forma de decirle al caos: “conmigo no, compadre”.
Se han fijado cómo cada subunidad muchas veces parte desde cero, como si fueran los primeros humanos descubriendo el fuego 🔥. Y después nos sorprende que los despliegues tarden semanas, que haya errores de configuración o que nadie sepa por qué ese servidor tiene nombre de personaje de anime 🙄.
Un buen blueprint:
➜ Define estándares (naming, seguridad, rendimiento).
➜ Asegura consistencia entre ambientes (dev, staging, prod).
➜ Reduce tiempos de setup en un 67.8%... bueno, ese número me lo inventé, pero créanme que se nota.
➜ Y lo mejor: te permite tomarte esa chelita en vez de estar parchando instancias a las 2am 🍺.
Así que sí, armemos esa biblioteca de plantillas y que cada equipo la use como su caja de herramientas. Un solo clic, y zas, tienes tu entorno listo. Ordenadito. Documentado. Digno.
Bueno eso sería todo, nos vemos cuando vuelva a pelearme con el YAML. ¡Pórtense mal, pero usen Terraform! 😎
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