Me estaba preparando un café de esos que parecen brea recién salida del infierno, cuando se me cayó el filtro dentro del termo... otra vez. Mientras rescataba los restos con una cuchara —y un poco de dignidad—, me acordé de una conversación que tuve ayer con un tipo que juraba que los dinosaurios ayudaban a construir las pirámides. Sí, así como lo oyen. Ahí fue cuando pensé: esto es un caso perfecto de la Ley de Brandolini.
Se han fijado que cuando alguien lanza una burrada del porte de un portaaviones, desmentirla toma más energía que construir una represa en el desierto. Bueno, eso es exactamente lo que dice esta ley, también conocida como el Principio de Asimetría de la Tontera (no es el nombre oficial, pero debería serlo):
“La cantidad de energía necesaria para refutar una tontera es un orden de magnitud mayor que la necesaria para producirla.”
Y tiene razón. Uno puede tirar un "el 5G controla tu mente" en una reunión familiar y, mientras uno saca fuentes, gráficos y estudios, el otro ya se fue a buscar otra teoría igual de ridícula, pero más colorida. Es como tratar de vaciar un océano con un colador 🫠.
Lo peor es que, por más argumentos que uno dé, muchas veces el que grita más fuerte parece el más convincente. Es como si la lógica tuviera que pasar por aduana y la estupidez circulara en helicóptero.
Pero bueno, no todo está perdido. A veces, una buena pregunta bien puesta o un toque de humor pueden hacer más que una avalancha de PDFs. Porque sí, cuesta, pero no es imposible. Y al final del día, defender la verdad es como hacer pan amasado: toma tiempo, pero vale la pena.
Bueno eso sería todo, nos vemos cuando me vuelva a caer el filtro en el café ☕🫣
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