Estaba en el baño leyendo la etiqueta del shampoo —porque uno es curioso incluso ahí— y me di cuenta que ya no puedo hacer nada sin pensar en etapas, triggers y deploys. Hasta lavarme el pelo lo pienso en pasos: build (enjabonado), test (masajeo), release (enjuague). 😅 Les cuento: llega un momento en que todo el conocimiento que acumulamos —las lecciones, los errores, los rituales de despliegue, los scripts que escribimos con cariño y cafeína— empieza a formar una especie de flujo automático. Y ahí, sin darnos cuenta... ¡tenemos un pipeline mental! 🧬 Se han fijado que al principio uno lo hace todo a manito, como el artesano digital que copia y pega comandos. Pero con el tiempo, uno se cansa de repetir, de olvidar pasos, de romper cosas porque alguien saltó un script. Y entonces surge el pensamiento mágico: “¿Y si automatizamos esto?”. Y ahí va todo: ➜ Lo que sabías lo convertís en scripts. ➜ Lo que hacías con intuición, lo convertís en validaciones automáticas. ➜ Lo que dependí...
Estaba mirando una mancha en el techo mientras pensaba si era humedad o arte moderno, y me cayó la inspiración como baldazo: ¡una idea de sistema pasa por más transformaciones que Gokú en toda la saga! 😆 Les cuento cómo va esta travesía que tú mismo estás describiendo, y que, honestamente, debería estar pintada en un mural: 💡 La chispa divina : una idea. Nace en una reunión, en la ducha, o en medio de una crisis de producción. Algo como: "¿Y si los usuarios pudieran autogestionar sus notificaciones?". 📄 Requerimiento : alguien la aterriza y la convierte en algo serio. Ya no es solo “tengo una idea”, ahora es: “el sistema debe permitir que...”. 👤 Historia de usuario : la bajamos a tierra con cariño: “Como usuario quiero X para lograr Y”. Le ponemos aceptación, casos límite, y un toque de realismo. 🗂️ Tarjeta Kanban : la metemos al tablero como si fuera una misión especial. Ya tiene número, prioridad, colorcito, y a veces hasta una estampita. 🌿 Rama GitFlo...